Helados Panda: de valer u$s70 M a quedar al borde del cierre

Helados Panda atraviesa una dura realidad: con un centenar de empleados que hace tres meses no cobran sus sueldos es foco de un conflicto gremial que desnuda una serie de desmanejos que llevaron a una empresa que supo valer u$s70 M a estar al borde del cierre definitivo.

Lejos de los dulces 90 cuando el negocio de las cremas heladas era “brillante” -según describen los propios empresarios del sector-, desde hace algunos años la producción de helados industrializados no viene atravesando el mejor momento. La competencia con los artesanales, más el desembarco de fuertes franquicias nacionales, sumado a los aumentos de costos, hicieron que muchas marcas deban replantear estrategias.

La Montevideana, tradicional marca de helados rosarina, pertenecía a la familia Baskt pero en 1993 fue vendida a la norteamericana Phillip Morris. Desde entonces cambiaron el nombre por Montehelado, y armaron una cadena de distribución en los kioscos. Como Philip Morris es la dueña de Suchard, agregaron marcas como Milka, Shot y Helados Fruttare.

En 1997 la estadounidense Philip Morris decidió retirarse del negocio con la venta de su división helados a la firma anglo holandesa Unilever por u$s 70 M, una oferta superior a la de otros interesados, entre ellos la suiza Nestlé y el Exxel Group. La Montevideana era la segunda empresa comercializadora de helados del país y contaba con el 30% de la producción industrial de helados, con una facturación anual de u$s 500 M.

A pesar de la buena rentabilidad de la empresa, desde Philip Morris argumentaron que se desprendían de La Montevideana para concentrarse en otros productos de su división alimenticia.

Univeler compró la empresa con el objetivo de hacer desaparecer la marca del mercado para poder comercializar sus helados Kibón con menor competencia. Pero en abril de 2001, la firma anglo holandesa decidió que ya no le era útil retener la fábrica ubicada en Villa Gobernador Gálvez porque traería todos sus helados de Brasil y se la vendió a los dueños originales, la familia Bakst, bajo la condición de no comercializar las cremas bajo el nombre de La Montevideana. Así nació Helados Panda.

Desde la alimenticia IB SA (Israel Bakst,) comenzaron en 2011 a rediseñar el plan de negocios, con lanzamiento de nuevos productos, ordenamiento interno con nueva cúpula gerencial y un intento de posicionarse a nivel nacional utilizando la imagen de Diego Capussotto en sus publicidades. En últimos años había tomado el nombre de Maxxum, uno de sus productos.

Aunque al principio fue desmentido por ambas partes, sobre mediados de año se conoció que Panda se había vendido al Grupo Castro, propietario de una importante cadena de supermercados y de farmacias (Farmar) en Corrientes, al cual los medios de esa provincia vincularon con diferentes hechos policiales como la mafia de los medicamentos.

Grupo Castro manejó desde 2011 hasta hoy el negocio y si bien nunca logró llevar adelante la nacionalización ni la fuerte inserción en el mercado que desde IB SA se había planificado, la planta se mantenía operativa. El hecho de no contar experiencia en el rubro de los helados, las malas decisiones empresariales y falta de inversión; precipitaron el destino de crisis. Si bien algunos especulan con la conformación de una cooperativa que “salve” a la marca del derrumbe, fuentes del sector ven inviable esa chance, ya que sostener una estructura tal demandaría, por lo menos, $2 M por mes. Toda una quimera.