Infidelidad: si vas a hacerlo, hacelo bien...

La palabra infidelidad tiene el poder de generar tensión con sólo nombrarla, pero no para todos quiere decir lo mismo y hasta se habla de diferentes tipos de infidelidad.

La primer gran distinción es entre infidelidad sexual y emocional. La infidelidad sexual se da cuando alguno de los miembros de la pareja tiene un encuentro sexual ocasional con otra persona. Lo que la diferencia de la infidelidad emocional es justamente que no hay compromiso emocional. En los casos de infidelidad emocional, entre los amantes se genera un vínculo que va más allá de la cama y que se construye en el tiempo a partir de varios encuentros, algunas veces hasta con días y horarios fijos.

Por lo general, duele más la infidelidad emocional, pero ninguna de las dos le hace gracia a nadie.

Una de las primeras cosas que se pregunta la persona engañada es: ¿Qué tiene él/ella que no tenga yo? Acá se entra en un terreno difícil, porque el otro puede tener muchas cosas que uno no tiene. La infidelidad no pasa por buscar en otro lo que la propia pareja no brinda, porque de hecho ninguna pareja puede brindarlo todo. La infidelidad, en la mayoría de los casos, tiene que ver con una crisis personal que no se relaciona tanto con la pareja y sí con la necesidad de vivir nuevas experiencias.

La idea no es discutir la naturalidad de la monogamia o de la exclusividad sexual, porque es sabido que los hombres y las mujeres viven en una cultura donde existen reglas y acuerdos sociales que regulan su vida y sexualidad.

El problema no es cómo ni con quién, sino un acuerdo de pareja que se rompe. Y, detrás de la infidelidad, hay una fila de mentiras que la sostuvieron por un tiempo hasta que se desmoronaron.

Pero actualmente surge otro tipo de infidelidad, y es la infidelidad virtual. Las redes sociales, las páginas para encontrar pareja y los diferentes tipos de chat, son una herramienta muy útil para quien busque aventuras, pero también un talón de Aquiles para los infieles.

Lo primero que hay que pensar es si un chat o unos mensajes subidos de tono son infidelidad. Probablemente muchos concluyan que no, que es sólo un juego, casi como mirar una película XXX. Pero detrás de ese juego, ¿no hay una intención real de un encuentro? Acá se abre un nuevo conflicto.

Igualmente, para que una pareja funcione, es fundamental que exista la comunicación, capaz de resolver la mayoría de los conflictos. La comunicación también implica acuerdo y límites claros.

Algunos de los límites que muchas parejas plantean son:

· Exclusividad sexual

· Exclusividad emocional

· Exclusividad sexual y emocional

· Prohibición de mensajes o chats con personas del otro sexo

· “Hacelo pero que no me entere”

· “Hacelo pero con personas que no sean del entorno”

Y hay otro límite que en general no se explicita pero es de vital importancia: “Si vas a ser infiel, no te olvides de cuidarte”. Esto es fundamental, porque muchas infidelidades se descubren, además de por dejar abierta alguna ventana de la pc, por el contagio de alguna enfermedad de transmisión sexual, y acá sí que las cosas pueden complicarse.

Emocional, sexual, virtual o real, la infidelidad siempre es un problema, y la mejor forma de evitar caer en esta situación es comprometiéndose con acuerdos que uno sabe que será capaz de cumplir. Si bien no aceptar algunos límites puede hacer que la otra persona no te elija, ninguna relación se puede construir de forma positiva y saludable sobre acuerdos que uno sabe que no podrá...