"Hay que subir exportaciones, no bajar importaciones"

En las últimas semanas el Banco Central ha mejorado su posición de divisas disminuyendo sus compromisos de pagos al evitar el desembolso de US$ 3.500 M por los bonos atados al crecimiento del PBI y gracias a la colocación, por parte de YPF, de deuda en el exterior por US$ 1.000 M. El hecho de que en este mes de abril hayan comenzado las exportaciones de la nueva cosecha de soja acrecienta las expectativas de que el Banco Central llegue al año 2015 con un nivel de reservas de divisas similar al actual. Pero, de todos modos, quedará sin resolver el problema de fondo del balance de pagos.

Las fuertes pérdidas de divisas que el Banco Central sufrió en los últimos tiempos tienen su origen en la existencia de una relación entre el nivel del PBI y las divisas que el país recibe. Los altos precios de la soja y de otras materias primas desde el inicio de la pasada década permitieron atender sin problema el incremento de las importaciones originadas en un fuerte aumento en el consumo, pero ya desde fines del año 2011 esas elevadas compras estaban originando una fuerte caída en el superávit comercial.

Cuando un país enfrenta un déficit en su intercambio comercial lo compensa usando las reservas del Banco Central, pero para no hacerlo los caminos son o reducir las compras en el exterior, o aumentar las exportaciones o acudir al crédito externo. El camino más favorable, pero que demanda varios años, es el de aumentar las ventas al exterior, como hoy día el crédito externo no es una solución debido a que es limitado el acceso que la Argentina tiene quedó, como único camino posible, restringir las importaciones.

Es posible limitar las compras en el exterior de bienes prescindibles o sustituibles por la producción local. El problema está en que cada vez que se sustituye la importación de un producto por otro de fabricación local de menor calidad y más elevado precio, sufren los consumidores. Además, por este procedimiento es difícil limitar las compras en el exterior de ciertos bienes, principalmente los combustibles. La política de reducir los consumos no presenta estos inconvenientes, pero tiene un costo político para el gobierno.