La inseguridad activó el negocio de la defensa personal

Los gimnasios suelen ser ámbitos que se adaptan rápidamente a las últimas tendencias en la materia  que dicta un mercado que viene bastante marcado por lo que ocurre en otras latitudes. Pasó con el spinning, el pilates, y un poco más allá en el tiempo, con el step. Hoy el negocio debió reacomodarse para seguir ganando adeptos al ejercicio y tomó forma una onda heavy donde las artes marciales no tradicionales, los entrenamientos físicos que integran el uso de armas, y las disciplinas que esfuerzan al máximo el cuerpo, están a la orden del día. La inseguridad surge como emergente del fenómeno aunque no como condición principal, ya que también los que adoptan estos entrenamientos lo hacen atraídos por un ejercicio intenso comprimido en sólo una hora de tiempo, que les permite descargar las tensiones diarias en un ámbito en el que, además, sociabilizan.

Quizás al expresión más acabada de esta tendencia es el Crossfit. Una disciplina que fue creada en 1995 por Greg Glassman en Estados Unidos y que al principio era utilizado por las tropas de elite, los deportistas de combate y de alto rendimiento. Hasta que una explosión comercial lo puso al alcance de todos. En 2005 había 18 gimnasios en todo el mundo, hoy son más de 2 mil y se estima que más de 3 millones de personas lo practican. Al país llegó en 2009 y, si bien al comienzo se realizaba en las plazas, galpones o casas, ahora es posible entrenar en gimnasios, de hecho en Rosario este año aparecieron las primeras inversiones destinadas 100% al Crossfit.

“Es una disciplina que crea adicción. Las clases duran una hora y en ese tiempo se hace trabajo aeróbico y de fuerza. Nosotros decidimos abrir esta nueva unidad de negocios porque notamos una gran demanda”, contó a puntobiz Hernán Bosio, gerente de Area Fitness, uno de los pocos espacios de la ciudad que tiene licencia oficial y que además invirtió cerca de $400.0000 para equipar una sala de unos 300 metros cuadrados con todo lo necesario para la práctica.

Defensa personal

El temor a sufrir arrebatos en la vía pública o la necesidad de estar preparados para defenderse ante una situación de violencia, es uno de los principales motivos que encuentra el instructor de artes marciales filipinas, Diego Carenzo, para explicar el interés que está despertando esta disciplina en la ciudad. Hace cuatro años que empezaron desde el gimnasio Yaguareté a practicarlas y hoy son unas 50 personas que diariamente lo practican e incluso se formaron los primeros instructores, quienes serán los encargados de llevar la disciplina a otros centros de entrenamiento en la ciudad y también a otras localidades.

“Sin dudas viene de la mano de la inseguridad. Además se ve en la gente la necesidad de hacer una descarga de la violencia que tienen reprimida adentro y buscan hacerlo en un disciplina donde de paso se aprende cómo estar seguro en calle”, explicó el especialista.

Si bien Carenzo puntualizó que no se hace diferencia de sexos, hoy el 70% de los alumnos son varones y las edades van de los 30 en adelante, incluso personas mayores de 80 años. “Lo que distingue a las artes marciales filipinas es que en lugar de arrancar con guantes, se arranca con el manejo de armas: uso de bastones, cuchillos, es decir, de entrada empiezan aprendiendo cómo usar un arma para defenderse o cómo defenderse cuando alguien usa un arma contra uno”, contó.