Frenaron la rotación de personal llevando un equipo de psicólogos al tambo

Quien trabaja en un tambo se despierta de noche, cumple una jornada larga y le pone el cuerpo de manera intensiva. Muchos de los trabajadores lácteos de Santa Fe, la principal cuenca lechera del país, nacieron en el norte argentino y dejaron a sus familias para adaptarse a la cultura de la pampa gringa detrás de la promesa de un salario.

Quizá estos aspectos influyen en que la alta rotación y el ausentismo sean problemas habituales para los productores, las empresas del agro, y para los tambos en particular. Lo que es menos habitual es que las lácteas hagan lo que hicieron en el Grupo Chiavassa, un tambo con ADN innovador, que contrató a un equipo de psicólogas que viajan hasta la localidad de Carlos Pellegrini una vez cada 40 días para trabajar en las relaciones interpersonales en la empresa a través de talleres de juegos. 

¿Lo importante? Dicen sus dueños, los integrantes de la familia Chiavassa, que esta iniciativa -muy al estilo de las tecnológicas de Silicon Valley- llevada a sus campos marcó un antes y un después en la relación con sus colaboradores y, como paso siguiente, en la productividad de su equipo de trabajo, a través de la reducción del ausentismo y la rotación.  
 
“Lo hacemos desde hace tres años y el resultado para nosotros es muy bueno. No te digo que no hemos tenido más rotación, pero mejoró muchísimo ese aspecto y todo lo relacionado al trabajo en equipo. Por ejemplo, los talleres nos incentivaron a tener reuniones mensuales por sector, cambió la dinámica del equipo”, admitió Cristóbal Chiavassa, uno de los titulares de la empresa.

“Es que vivimos momentos muy importantes. Por ejemplo, el año pasado mi hermano y yo fuimos con todo el equipo, casi 90 personas divididos en grupos, a pasar unos días y hacer los talleres en Los Reartes y La Cumbrecita, Córdoba. Fuimos también mi hermano y yo. Por suerte nos tocó ver una nevada. El 80% de los que estaban ahí no conocían la nieve, y muchos no habían vacacionado nunca fuera de su lugar de origen. Fue una experiencia que vamos a recordar todos y que cambió la forma en que nos vinculamos después en el día a día”, admitió. 

Terapia para empresas

Los profesionales que trabajan con el Grupo Chiavassa son los de Tambo en Equipo, un grupo interdisciplinario que incluye psicólogos, nutricionistas y veterinarios, entre otras especialidades.

Lo que vienen haciendo en Chiavassa en particular son talleres de actividades lúdicas (“los juegos de la infancia”) que promueven el relacionamiento entre los compañeros de trabajo y también los dueños de la empresa en roles diferentes a los habituales, en una dinámica horizontal donde los aprendices pasan a ser capitanes y los jefes colaboradores. Dice Marcela Evans, psicóloga fundadora de Tambo en Equipo, que el juego es la mejor forma de trabajar lazos de confianza, conocer mejor a las personas con las que trabajamos y darles voz, todos aspectos cruciales para el trabajo coordinado en equipo.

“Las actividades suelen ser talleres de 3 h y tienen tres momentos: el juego propiamente, un rato para la reflexión y después una conclusión. Lo que sucede es que las personas llegan a un nivel de diálogo que sería muy difícil en otros ámbitos. Los talleres primero promueven el desarrollo personal, y un colaborador empoderado trabaja con otro nivel de compromiso, se vincula diferente con su trabajo. También se logra un mayor conocimiento mutuo, entonces establecer roles en el trabajo y trabajar coordinados es más sencillo”, señaló Evans.

“En el último juego, por ejemplo, pude conocer la historia personal de colaboradores que habían trabajado con nosotros durante décadas y sin embargo nunca se había dado esa profundidad en el intercambio”, compartió Cristóbal Chiavassa. “Me acuerdo del caso de Ana Laura- ejemplificó-, que trabaja con nosotros desde hace más de 12 años pero yo no sabía que había sido criada por su abuela. Me contó que tuvo que salir a trabajar a los 13 años, terminó la escuela de noche y eligió hacer una pasantía en nuestra empresa porque desde chica tenía un sueño recurrente: se veía trabajando en un campo rodeada de animales. Y llegó hasta acá muchos años después para cumplir con esa imagen que le había dado tranquilidad en momentos difíciles de su vida. Conocer esa historia en profundidad, que puede parecer que nada tiene que ver con el trabajo, cambió la forma en la que trabajamos juntos después”.   

Lo que termina sucediendo a mediano plazo, indicó Evans, es la consolidación paulatina de los equipos. “se trabajan los valores de la empresa pero también se visibilizan los objetivos personales de los colaboradores. Con el tiempo, las personas que no se terminan de integrar se terminan yendo, pero los que se quedan, se quedan con convicción y forjan un vínculo diferente con la empresa. Los dueños o los gerentes también tienen otro panorama para entender qué ocasiona los problemas de ausentismo o rotación. Es una herramienta para empresas que entienden que ser más humanas también beneficia a la productividad”, concluyó la psicóloga.