Por una falla del sistema Todo Pago te pueden limpiar la cuenta bancaria

La usuaria de una tarjeta de débito porteña sufrió un robo de $ 6.000 que estaban depositados en su cuenta bancaria. La estafa no fue fruto de la clonación del plástico, sino de uno de los medios de pago de última generación, Todo Pago (TP), permite retirar dinero de un cajero automático previa generación de una clave en el sistema de TP.

¿Qué es Todo Pago? Una billetera virtual que permite centralizar todos los medios de pago personales sin sacar las tarjetas cada vez que uno retira dinero o efectúa una compra.

La opción de sacar dinero se utiliza para pagarle a un tercero. Se le manda un PIN y con ese número se puede retirar dinero de un cajero automático. Sólo es necesario ingresar a la app de Todo Pago, cargar el DNI del destinatario y con el PIN generado en ese trámite se lleva la plata.

Ahora bien, para enlazar la cuenta de TP a una cuenta bancaria sólo basta con los números de la tarjeta de débito o una foto del plástico. Por una falla del sistema, se puede linkear la tarjeta con cualquier cuenta, que puede ser abierta con un mail falso, siempre que los datos sean correctos. DNI y CUIT se consiguen en Google

La falla de seguridad está en que cuando se enlaza la tarjeta de débito a Todo Pago, no hay pasos extra más allá de chequear que esté linkeada a otra cuenta. Distinto es con las tarjetas de crédito u otros medios de pago, ya que en estos casos el sistema genera un consumo muy pequeño que el usuario luego verifica, autenticando su identidad.

Los estafadores tomaron los datos de su tarjeta de débito, abrieron la App, generaron un PIN e hicieron 12 extracciones de $ 500 para que el sistema no exija mayores datos. La joven damnificada se dio cuenta de que le faltaba dinero y recorrió todo el espinel de los reclamos, sin que se llegara a verificar hackeo de la tarjeta. Concurrió a la sucursal de su banco, el Galicia, pero nadie le supo explicar que había pasado.

Cómo evitarlo

Un paso clave es evitar dejar sola la tarjeta, algo que ocurre habitualmente en la Argentina en restaurantes y bares, donde la tarjeta desaparece de la vista vista por varios minutos. En otros países los vendedores ni siquiera llegan a tocar la tarjeta de débito.