Un callejón sin salida para Cristóbal López en Santa Fe

La parálisis de la producción fue un desenlace cantado para autopartista Paraná Metal, que desde hace 10 días tiene actividad suspendida. La compañía que está en manos del Grupo Indalo, del empresario K Cristóbal López, vive un presente tormentoso que muchos veían como inevitable a partir de que el hombre de negocios se hizo cargo de la compañía, ajustó personal y no hizo inversiones para actualizar una planta envejecida . 

La autopartista se limitó a fabricar blocks de motores de aleación, cuando casi toda la industria automotriz ya empleaba blocks de aluminio, más liviano y con otro rendimiento. La única salida gira alrededor de reactivar los contratos con Ford Brasil, el cliente que se perdió hace ya demasiados años atrás, o desembolsar una millonaria inversión para reconvertir las naves de producción.

El razonamiento más generalizado es que Cristóbal López se hizo cargo de Paraná Metal para devolver favores a un gobierno que lo favorecía con licitaciones públicas, pero su intención nunca fue más allá de planta alejada de los conflictos, aunque con la menor inversión posible  y una estructura de personal acotada.

“No hay demasiadas soluciones posibles. O se reconstruye el vínculo con Ford Brasil que gozó de buena salud hasta 2011, o se articula un desembolso para que la firma empiece a desarrollar piezas de aluminio”, planteó Héctor Ibarra, secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), filial Villa Constitución, sobre el futuro de la empresa. Enumera una ventana más que de por sí aparece también entrecerrada: “la industria de la maquinaria pesada puede formar parte del esquema de salvataje, aunque ese rubro también está enfriado”.

Paraná Metal llegó a tener 900 empleados, y experimentó años de crecimiento cuando era controlada por el Grupo Ford. “Nació como unidad de negocios de la automotriz norteamericana. Cuando se generó la fusión entre Ford y Volkswagen para el Mercosur bajo el nombre de Autolatina, la planta también operaba con margen”, repasó Ibarra sobre los años dorados, dados por un contexto que demandaba la aleación que se producía en el sur de Santa Fe. “Ford Brasil es la única filial que continúa ensamblando motores con blocks de aleación y por ende la única alternativa para evitar que la firma cierre o se reconvierta”, apuntó el referente gremial.

Los que siguen de cerca el mercado señalan que el error de Ford en aquella etapa “de gloria” fue la de igualar salarios de la autopartista con los de la industria automotriz, y cuando los directivos de la marca del óvalo tomaron nota del problema la decisión fue desembarazarse de esta compañía, que terminó pasando a manos de personal gerencial de la empresa. En el medio, claro está, nadie se ocupó por mantener las instalaciones actualizadas. La compañía desde que estuvo al borde de la quiebra en 2011 y cambió de manos, viene implementando esquemas de suspensiones que pueden durar de siete a 15 días. Nunca pudo operar con los 153 trabajadores en simultáneo.

La conducción nacional de la UOM que lidera Antonio Caló, le expresó hace poco a la ministra de Industria de la Nación, Débora Giorgi, la necesidad de reactivar los lazos con el cliente histórico de Paraná Metal. “Si tenemos que pensar en una conversión, que de por sí no sería un trámite sencillo, hay que hablar de un desembolso muy abultado. Hay que ver si los actuales gerenciadores de la empresa están interesados en realizar la inversión o prefieren enfocarse en otro negocio”, se preguntó Ibarra.